Año 2016.
Así es, la lista, esta lista, el seguimiento a un absurdo ejercicio literario, a una temeraria obsesión por leer y leer, este esfuerzo, este hito para llegar a ser, este logro en desarrollo, La Lista Definitiva de los 1000 Libros Que Hay Que Leer está pasando por su primer cambio de año. Todo comenzó el 10 de abril de 2015. Ahora, en este cambio de año –de 2015 a 2016- hay que sentarse a pensar y reflexionar. ¡Mucho se ha aprendido! Si tuviera que hacer un decálogo de las cosas que he aprendido a lo largo de estos meses donde me he forzado a leer y leer al máximo podría decir:
Algunas de mis reflexiones:
Siempre hay que pensar en los logros alcanzados: de la lista he leído ya 24 libros. 11 ya estaban leídos, 13 más fueron leídos desde que inicié este proyecto. Por fuera de la lista aún no sé cuántos libros leí, el conteo está siendo realizado.
Siempre hay tiempo de hacer lo que se quiere, sólo es cuestión de saber organizar el tiempo. De momento, me estoy forzando a leer desde las 9 de la noche hasta la hora de dormir.
Los hitos diarios cuentan; es mejor enfocarse en un proceso que enfocarse en una meta. Leer es un hábito, y es un buen hábito, hay que construirlo por encima de todo; para lograrlo me he puesto como meta leer un mínimo de 25 páginas diarias. Aunque con ese ritmo no alcanzaré a leer un libro cada 3 días y medio –lo que necesito para lograr la marca de 100 libros al año para lograr los 1000 libros en 10 años-, al leer 25 páginas al día hago de leer un ejercicio que puede ir mejorando haciendo un seguimiento a mi ritmo lector.
Para leer tanto por tanto tiempo hay que sentarse y hacer que el mundo se detenga; leer es meditación. Al leer, y esforzarse por concentrarse leyendo, el mundo se detiene, porque uno lo ha hecho detenerse. No es que el mundo deje de girar, no es que desaparezcan los mil correos por responder, no es que ya no haya otras tareas por realizarse, sino que cuando es hora de leer, leer es lo único que importa. Haber hecho eso le ha traído calma a mi vida.
Para alcanzar las metas propuestas lo importante es diversificar; siempre hay un camino. Leer es una costumbre, un hábito y un gasto. En un momento sólo leía mis libros (comprados y regalados preferiblemente nuevos); ahora este lujo no me lo puedo permitir. Sin embargo, en ningún momento dejé que esta limitación se interpusiera en mi proyecto. Después de estar un corto de dinero empecé a pensar y a ‘rebuscar’. ¡Encontré un mundo que me era desconocido! Primero llegaron los libros de segunda. Luego, vino la Biblioteca privada de mi universidad. Al rato apareció el sistema de bibliotecas públicas. A este descubrimiento lo siguió de cerca la aparición de los audiolibros. ¡De ninguno de estos me arrepiento, todos han sido herramientas! Ahora solo queda fundar uno –o varios- grupos de lectura dónde intercambiar libros.
Los libros son personas, los libros son interacción, comunicación, comprensión, atención. Al aprender a leer libros con paciencia y dedicación uno aprende más sobre las personas. De hecho, un ejercicio tan individual y personal como lo es sentarse a leer logra mejorar una de las principales herramientas para las relaciones humanas: la empatía.
Así y todo, no todas las personas son iguales, por eso hay que rodearse por quienes nos quieren ver alcanzado lo mejor de nosotros mismos y están dispuestos a hacer concesiones. Los círculos deben estar compuestos por otros soldados de a pie que busquen mejorar y llevarnos a mejorar: leer más, más rápido, comentar lo leído, que abran puertas, enseñen. Everyone is a teacher, everyone is a student dijo el Kid President. Estas personas son quienes en momentos de flaqueza y debilidad han motivado mi lucha y esfuerzo.
Tener héroes: la idea de rodearse de personas admirables es que llevarán a mentores. Personas cuya vida y obra pueda servir de norte, de ejemplo, que nos demuestren que aquello que buscamos es posible, que nos den tips, ideas. Los héroes pueden estar vivos, los héroes pueden estar muertos. No importa quien sea ni de dónde venga, lo importante es tenerlos. Si no se tiene, el esfuerzo constante, el vivir como uno quisiera que alguien más hubiese vivido, como ese nuestro héroe imaginario nos llevara a convertirnos en uno. Igualmente, casi siempre sucede que cuando el aprendiz está listo, aparece el maestro.
Perder fuerza de voluntad e interés es algo que a todos nos ha pasado y nos seguirá pasando, pero, una costumbre que he trabajado es la de pensar en objetivos a corto, mediano y largo plazo. La idea de pensar en estos tres tiempos es que al hacerlo se sacan los mayores beneficios de cada uno: el corto trae consigo la inmediatez y la euforia; el medio trae consigo la planeación y la preparación; y, con el largo viene el norte, el sentido, la fuerza de voluntad y la felicidad verdadera.
Retroceder un párrafo, una página, un capítulo entero, volver a leer el libro desde el prólogo no está mal. A veces es necesario retroceder para comprender mejor un párrafo, para volver a encontrar la descripción de aquel personaje, retroceder para revivir un momento, o aprenderse esa frase que nos encantó. Tanto en los libros, como en la vida el viaje no es lineal.
Por último, en internet, como preámbulo a La Lista aparece este párrafo:
“Selected by the Guardian’s Review team and a panel of expert judges, this list includes only novels – no memoirs, no short stories, no long poems – from any decade and in any language. Originally published in thematic supplements – love, crime, comedy, family and self, state of the nation, science fiction and fantasy, war and travel – they appear here for the first time in a single list.”
Al ir leyendo y leyendo, me fui dando cuenta de una serie de características de esta lista en particular: 1) es eminentemente anglo y eurocéntrica (aunque quiero estar seguro de esta observación), 2) tiene fecha de caducidad pues paró de crecer al ser publicada, y 3), tal como dice el párrafo de arriba, no incluye libros hitos que estén fuera del área de la ficción.
¿Qué quiero decir por lo anterior?
En primer lugar, quienes conformaron la lista estaban sesgados por su propia visión de la vida, sus experiencias, su formación y contexto; por ende, pusieron libros que les son afines. El esfuerzo por hacer de esta una lista sistémica, que hable más bien de la literatura universal fue limitado. ¡Cómo me gustaría saber quiénes fueron los miembros de este panel de expertos! Falta mucho del mundo para hacerla universal, para volverla realmente las mil novelas que hay que leer. ¡Yo quiero leer de América Latina, quiero leer mucho de Colombia, quiero leer del Caribe y de Oceanía, así como de Asia Central! Así esta lista me diga que esas no importan yo le quiero decir que no, que de hecho sí importan, nos importan a muchos, y que por listas como estas es que se relegan cada vez más estas fuentes de literatura, estos universos literarios individuales. Las listas tienen el problema que señalan, pero que también llevan al olvido.
En segundo lugar, esta es una lista estanca, terminada, no está en proceso de evolución sino que marca un momento determinado en el tiempo. Fue un proyecto desarrollado y un proyecto terminado: publicada el 23 de enero de 2009. Desde ese entonces un sinfín de nuevas cosas han pasado, un sinnúmero de nuevos libros ha sido escrito o traducido. Esas novelas merecen la oportunidad de ser incluidas dentro de este listado de las mil novelas que hay que leer.
En tercer lugar, la literatura, y la vida, no son solo novelas de ficción. Hay una cantidad astronómica de libros que debemos leer, que deberíamos leer, que provienen de una cantidad absurda de lugares: biología, religión, física… Muchos libros que han cambiado el curso de la historia -o que hablan de historia- ni siquiera están ahí. Y para conformar una lista de los mil libros que hay que leer o de los mil libros más influyentes de la humanidad habría que incluirlos. Libros como El Origen de las Especies, Los Vedas, El Tao, El Estudio de la Historia…
Esta serie de conclusiones me han llevado a la siguiente reflexión: una cosa es lo que a mí me dicen que yo debería hacer, otra es, lo que yo debo hacer. Cada quién crea su propio camino; cada quién crea su propia lista. En La Lista de cada quién están sus intereses, ambiciones, sueños, miedos e incluso sus propios errores. Los libros que yo leo no los leo solo por entretención; también leo por entender la realidad, por entender las sociedades humanas, el devenir de la historia; por aprender sobre los vicios humanos, y también de sus más excelsas cualidades.
Hay que leer, eso es cierto. La escritura es el más grande logro de la humanidad, es la comunicación, es la comunidad llevada al extremo, es aprender, es crecer, en suponer, es imaginarse, es guardar. Un libro aglomera, explora, sintetiza, señala, todo lo peor y lo mejor que ha alcanzado el hombre. Una lista de libros es solo la señal de cuál ha sido el interés de esa persona individual. Una lista de libros muestra hacia dónde quiere ir esa persona, en qué quiere mejorar, qué quiere conocer. Por eso, trabajo en varias listas al mismo tiempo: tengo La Lista –que me da un norte, una meta, y una inspiración, la de 1000 libros en 10 años-, tengo la Wish List, donde recopilo qué quisiera leer; y tengo Mi Lista, el compendio de todos los libros que voy leyendo. Porque la vida es así, los libros son eso: lo que otros han logrado (La Lista), lo que yo quiero (Mi Wish List), y lo que eventualmente pasa (este blog). Por eso es que cada quien tiene su propia Lista y ésta es la mía.
En resumen, lo que he aprendido en mi proceso de leer mucho; es decir, leyendo y leyéndome leyendo sería:
- Pensar en los logros alcanzados.
- Organizar el tiempo.
- Enfocarse en el proceso y la construcción de hábitos.
- Concentración.
- Siempre hay otro camino.
- Rodearse bien.
- Construir metas a corto, mediano y largo plazo.
- Tener héroes.
- Retroceder no está mal.
- Cada quién tiene su propia lista.
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