Aléxandros: El Hijo del Sueño
– Valerio Massimo Manfredi.
Este es un libro muy querido por mí. Tal vez demasiado. Es muy personal. Para ilustrarlo, qué mejor que una anécdota: estando en octavo en clase de Sociales el tema de la semana era «Alejandro Magno». Cuando lo leí, levanté mi mano y solicité a mi profesora: «Eso ya lo sé, ¿podemos cambiar de tema?» ¡Qué pesado! Que fastidio debí haber sido para mis compañeros y profesores…
Esta novela histórica hace parte de una trilogía escrita por Valerio Massimo Manfredi, un profesor del mundo clásico. Es Alexandros uno de los primeros libros de los cuáles tengo registro en mi memoria, y llevó a mi aprecio, amor e interés hacia la literatura, la historia, la edades clásicas griega y romana, la vida de los grandes generales, y, la vida de Alejandro Magno. Podría hasta decir que este libro influyó mi cosmovisión y personalidad. A través de Alejandro de Macedonia, el autor me vendió el amor por lo desconocido, la curiosidad sempiterna, el interés por el mundo, me convenció de la utilidad de la ambición, de los beneficios de rodearse de amigos. Pensando en el impacto de este libro en mi trayectoria reconozco lo acertado que fue un colega cuando dijo: “un libro, en determinada edad, puede tener un impacto significativo”. Entonces pensé “¡que cliché!”, no le hice ni pizca de caso -aparte porque es un fanático religioso. Ahora que lo pienso este es mí libro, es mí trilogía.
Hoy, con más de 12 años de espacio entre lecturas, hay nuevas cosas que he sacado de él. Primero, en lo referente al honor, la lealtad y los amigos: esos valores los veo hoy como tradicionales, hasta peligrosos al no invitar la resiliencia o la flexibilidad; y las amistades no son tan simples como la historia las pinta, estas van y vienen y esa es parte de su riqueza. Además, la trilogía no toca la historia de los Diádocos…
Lo segundo, con los libros de historia leídos durante años, cambió mi opinión de la vida, obra y legado de Alejandro Magno. Mientras leía aparecieron los actos de terror e intimidación en las campañas, lo injustificable de esa guerra (y las muchas más que han seguido), la idealización del político-militar… Lentamente cambiaba esa imagen juvenil e idealizada.
Tercero, con los años cambió mi apreciación con respecto a lo que significa liderar siendo hombre. Como dice en un punto de la historia: yo “Era todavía demasiado joven para darse cuenta de lo grande que era el mundo.” Pág. 49). Con los años fui viendo el impacto negativo de este tipo de masculinidad: belicosa, jerárquica y atada a valores anquilosados. Un liderazgo que se sustenta en lo directivo más que en lo consensual; dónde hay poco -o ningún- lugar para la emocionalidad o el diálogo. Dónde el ideal del hombre es aquel que abandona su familia, contexto y comunidad, entregándose a ideales bizarros: fama, fortuna, gloria, honor…
“Aquél era Filipo. Un hombre de increíble fuerza de ánimo y determinación, de indomable vitalidad, de espíritu penetrante y entusiasta. Pero los hombres así se quedan cada vez más solos porque pueden dedicarse cada vez menos a aquellos que les rodean.” (Pág. 31)
También con los años cambió mi percepción del tiempo: ¡Alejandro logró tanto en tan pocos años! De niño no entendía eso qué significaba y medía mis propias acciones a las suyas: Alejandro fue rey a los 20, triunfó en Gaugamela a los 25, y ya estaba muerto a los 32. Cómo medimos el éxito está socialmente construido, y tenemos la obligación de buscar una definición propia. Un adolescente difícilmente habría comprendido esto; incluso hoy me queda difícil.
La lectura de este libro ha cambiado con los años. Yo he cambiado con los años. El libro ya no es el mismo libro que un día fue. ¿En qué libro se convertirá en otros 10 años?
Bibliografía:
- Aléxandros: El Hijo del Sueño.
- Valerio Massimo Manfredi.
- Editorial Grijalbo
- 1999
- 320 Páginas
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