Playing the Enemy – John Carlin

Playing the Enemy

– John Carlin

“Out of the night that covers me,

Dark as the pit from pole to pole”

A este libro llegué primero con una película sobre un equipo de rugby, dos hombres y un poema. La Copa mundial de Rugby de 1995, fue un momento cargado de tensión e historia. Un episodio diferente a esa corrupta Copa Mundo que tendría lugar 15 años después. ¿Qué pasó durante? ¿Fue eso en lo que Sudáfrica se convirtió?

I thank whatever gods may be

For my unconquerable soul.”

Tanto película como libro siguen a los Springboks mientras en el trasfondo está la construcción de una nueva Sudáfrica. Un país que abandonó un modelo racista y violento para construir una democracia, una nueva nación, y un nuevo futuro. Gracias a una nueva constitución desde entonces las personas de color han tomado las riendas de la construcción de su presente y futuro. Pero, la historia sigue presente.

In the fell clutch of circumstance

I have not winced nor cried aloud.”

Invictus (Clint Eastwood, 2009) toma su nombre del poema de William Ernest Hemley. Poema que acompañó a Nelson Mandela durante sus años en Robben Island. Mandela no es más que la representación heroica de generaciones de Sudafricanos que querían un destino diferente. En ese momento Sudáfrica se encontraba en un ebullición, se hablaba de guerra.

Under the bludgeonings of chance

My head is bloody, but unbowed.”

Con el rugby se intentó convertir un símbolo blanco, en algo de todos. La re-apropiación de los símbolos es importante, pero no lo es todo; también están el cambio de las instituciones, la renegociación de la tenencia de la tierra, la redistribución del capital, la ampliación del acceso a la educación, por nombrar unos pocos. La construcción de un futuro más justo, más plural, es una labor titánica, que tardará décadas en afianzarse. No es un punto específico donde alguien levanta victoriosamente un trofeo. Construir un nuevo país toma tiempo. Eso hay que tenerlo presente y recordarlo siempre. ¿Lo habrán calculado así en Sudáfrica?

Beyond this place of wrath and tears

Looms but the Horror of the shade,”

Creo que fueron pocos quienes pensaron que la transformación, el perdón, y el cambio, tardarían tiempo y que serían tan difíciles. Hoy han pasado años desde esa promesa de transformación. Aunque Sudáfrica ha vuelto a levantar el trofeo, falta mucho para que la promesa de un nuevo país sea culminada. La violencia, la corrupción, la delincuencia, el abuso estatal, siguen estando presentes. Hay que recordar que fueron 200 años como colonia, 40 años de Apartheid, 27 años estuvo Mandela en prisión. 15 años entre las copas es solo una fracción, cuando fueron generaciones de asentamiento, desplazamiento, expoliación de la tierra, destrucción del pasado, ostracismo de la cosmo-visión, negación de la humanidad. Heridas tan profundas no se curan pronto.

And yet the menace of the years

Finds and shall find me unafraid.”

A pesar de nuestra obsesión por lo inmediato, media generación no es suficiente. Nunca lo pensamos así en Colombia; particularmente no lo hicimos los jóvenes. Hablo de nuevo sobre Colombia porque esta historia me trae a los Andes. Ahí hay un puente entre dos territories cargados de violencia, segregación, rechazo, construcción de país a manos de un puñado. Ese evento coyuntural nosotros también lo tuvimos: el Acuerdo de Paz. Ciñéndonos a la historia hemos tenido dos de esos momentos: la Constitución de 1991 y el Acuerdo de Paz.

It matters not how strait the gate,

How charged with punishments the scroll,”

Colombia, en democracia, puede ser tan deleznable como Sudáfrica durante Apartheid. Yo nací y crecí en un país de violencia. Cargado de muertes, masacres, historias de mutilaciones, amenazas, desapariciones, desplazamiento interno, violencia policial, uso excesivo de la fuerza, un aparentemente permanente deterioro de la institucionalidad. Y, se nos presentó una posibilidad histórica: cambiar el rumbo. Algo que coincidió con un Mundial, Brazil 2014. ¿Era este nuestro momento Mandela? No.

I am the master of my fate,

I am the captain of my soul.”

– William Ernest Hemley.

Primero vino un plebiscito, cargado de mentiras, manipulación, desinformación. Si tan solo la gente leyera…. Luego, una ley. Ahora, un gobierno que se opone de manera pública y privada al cambio. Es difícil no caer en el pesimismo pensando que el acuerdo fue el momento desaprovechado. Pero, la construcción de un nuevo país no se da solo con la aprobación de una ley. La paz no es un momento. Hay que encarar el conflicto interno: verdad, justicia, y reparación. Y eso no lo es todo. También hay que lidiar con los orígenes de la guerra: el clientelismo, la falta de justicia, el uso excesivo de la fuerza, las trampas de la pobreza, el machismo, la tenencia desigual de la tierra, la división de poderes, la acción política, la educación, el nepotismo, el clasismo, el racismo, la reparación a los afros e indígenas.

No es solo alzar una copa. No es solo un nuevo documento. Es un compromiso, un ejercicio de vida. No hay nadie que pueda hacerlo todo, todo el tiempo. Somos miles de personas tenemos que hacer nuestra parte. Solo hay que continuar trabajando. La paz no es un instante. Hay que seguirlo intentando.

Para recordar eso, otro poema:

‘Tis a lesson you should heed,
Try, try again;
If at first you don’t succeed,
Try, try again;
Then your courage should appear,
For, if you will persevere,
You will conquer, never fear;
Try, try again.

Once or twice though you should fail,
Try, try again;
If you would at last prevail,
Try, try again;
If we strive, ‘tis no disgrace
Though we do not win the race;
What should you do in the case?
Try, try again.

If you find your task is hard,
Try, try again;
Time will bring you your reward,
Try, try again.
All that other folks can do,
Why, with patience, should not you?
Only keep this rule in view:
Try, try again.

– William Edward Hickson.

Bibliografía:

  • Playing the Enemy: Nelson Mandela and the game that changed a nation
  • John Carlin
  • 304 páginas
  • 2008
  • Penguin Books

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