Ante Todo No Hagas Daño – Henry Marsh
¿Por qué llega uno a un libro?
El cómo es fácil: pidiéndolo prestado, sacándolo de una biblioteca, ¿comprándolo? Hay historias detrás del ‘cómo’ que son simpáticas, entretenidas, tristes. Cuentos que se parecen a una respuesta a un ‘por qué’ pero que siguen respondiendo a un cómo. ¡El por qué es crucial! Son causas, son motivos. Tras un ¿por qué? –que los niños tan frecuentemente usan- hay más preguntas, hay personas, hay recuerdos. Con un por qué se busca una explicación.
¿Por qué escogí ese libro? ¿Por qué leí este libro?
En mi caso no fue la fortuna la que me llevó a este libro, sino la que me llevó a ser quién soy y a vivir de la manera como he vivido. Uno no tiene poder sobre cómo se empieza, sino sobre lo que vendrá después -y eso que sólo hasta cierto punto. El motivio de este libro está en mis comienzos. Entre los libros de la biblioteca en casa (sí, es en casa dónde uno empieza a leer, estoy dispuesto a defender esto) hay un grupo de títulos bizarros: El Hombre que Confundió a Su Mujer Con un Sombrero y Un Antropólogo en Marte. Sí, el autor de Despertares: Oliver Sacks.
El por qué detrás de este libro está atado a mis recuerdos y experiencia. Sacks no es el importante. Libros de médicos, eso es lo que importa. Sacks y Freud siempre estuvieron en los estantes. También, hubo vacíos, como en toda biblioteca. Algunas veces hay vacíos en las bibliotecas como huecos en el cerebro. Justamente hay un oficio que se dedica a esto: a abrir huecos en el cerebro. Bueno, esa es una simplificación absurda de las labores de un neurocirujano, pero es la idea general -por favor, no sigan mi consejo. Sobre esa profesión y alrededor de esa profesión, hay… ¿cómo decirlo? Tengo espacios vacíos.
“Los cirujanos con poca experiencia son demasiado cautelosos: sólo mediante la práctica interminable se aprende que, muchas veces, uno sale airoso de ciertas cosas que al principio parecían extremadamente aterradoras y complicadas.” (pág. 50)
Ante Todo No Harás Daño, Do No Harm, Primun Non Nocere. Una frase parte del juramento hipocrático que hacen los médicos durante su formación. No es solo una tradición, ni solo un intento por vincular a la medicina moderna con la Grecia Clásica, éste es un principio ético. No tengo idea de la veracidad de esta historia. Tal vez como buen patrimonio tiene parte de verdad, parte de mentira y un poquito extra -si quieren saber más de esto David Lowenthal es un buen lugar para empezar. Puede que lo importante es que esté ahí, que con esta frase y su conexión milenaria se genere valor, un sentido de importancia y una manera de actuar que ‘siempre ha sido así’.
El libro no es un tratado de bioética, ni mucho menos de historia de la medicina. Marsh, su autor, es un neurocirujano inglés cuya vida profesional ha estado entre el Reino Unido y Ucrania. Ante Todo No Hagas daño es una suerte de biografía, es una memoria de su carrera, dónde Marsh habla de sus comienzos como estudiante, pasando por años más agitados, y entrando a los últimos de su ejercicio. Él recuenta algunos de sus casos, algunos de sus pacientes, recordando su vida, su trabajo, reflexionando sobre su proceso, y cavilando sobre las consecuencias de sus acciones. A mí me gustó este libro. Los cuentos son interesantes y pude poner un telón de fondo acorde con la historia. La traducción al español es bastante buena, es fácil de leer, ágil.
Hay preguntas que son difíciles de responder. En este caso «¿por qué este libro?» es una pregunta difícil. Con preguntas difíciles hay evasión… ¿Cómo? Este libro llegó tras una sugerencia. Dilación. Otra pregunta difícil sería «¿Para qué?» Esa busca explorar el plan, los pasos a seguir, el futuro. A un «¿para qué?» puedo responder evasivamente con «no sé», o con más sinceridad, «buscando ideas para intentar algo más en una relación con una persona que no conozco». A veces el por qué se vuelve un para qué, y la respuesta más que una explicación termina siendo un plan. Este es mi caso.
Hay libros que son especialmente personales. Acercamientos literarios que nacen de preguntas difíciles. Lecturas que llevan a otras preguntas todavía más difíciles. Ante todo no hagas daño. Pero, como bien recuerda Marsh, a veces no se puede no hacer daño, a veces será por azar o a veces por error se hará daño. Este principio lo que quiere es evitar que sea intencional. Ahí la importancia de «ante todo». En vez de ese estricto decálogo que tan bien conocemos y empieza siempre con «no», «ante todo» añade voluntad, reiteraciones, repetición, permite errar, presume buena fe. Buenas intenciones es lo mejor que puedo presumir.
Ante todo no hagas daño, con todo, a veces pasará…
“La vida sin esperanza es tremendamente difícil, pero con cuánta facilidad consigue la esperanza, en definitiva, volvernos necios a todos.” (pág. 178)
Bibliografía:
- Ante Todo No Hagas Daño
- Henry Marsh
- 2016
- Editorial Salamandra
- 352 páginas
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