Conversaciones Conmigo Mismo de Nelson Mandela fue otro de los libros que terminé uno en seguida del otro.
Este libro es una compilación de fragmentos que puede llegar uno a disfrutar, pero mucho más cuando sepa bien sobre la vida y obra de Nelson Mandela. Lo mejor es haber leído su autobiografía –El Largo Camino a la Libertad– antes de arrancar con él. También sería bueno leer recortes de periódico, resúmenes de Wikipedia y apenas no tenga nada más para leer sobre Mandela, ahí, justo ahí, leer Conversaciones Conmigo Mismo. Este es un libro muy privado. Es un libro para quienes ya conocen al Mandela público. Son fragmentos que fueron rechazados en la construcción de su autobiografía y hay de todo: cartas, comentarios al margen en calendarios, conversaciones, impresiones, y más.
Aunque personalmente dudo que sea una imagen fidedigna del icónico líder surafricano – siempre he dudado de la imagen de bonachón de muchas figuras políticas e históricas. Él se ha convertido en una imagen tal, de tanto poder y fuerza, que se ha hecho un ejercicio muy cristiano: convertirlo en santo. También un ejercicio algo romano: ¡se le deificó en vida! Tal como a los emperadores…
Tal vez pensarán muchos que mostrarlo como un hombre, con debilidades, flaquezas y vicios, sería un crimen. Sin embargo, cuanto más inspirador llegarían a ser su imagen e historia si en vez de un bonachón benevolente Mandela fuese presentado como un hombre. Alguien capaz en sí mismo de toda la maldad y la bondad de las que es capaz la humanidad, o cualquier hombre. Que su camino fue una decisión, más que algo emprendido porque “era tan bueno”, que su obra fue una decisión de todos los días. La historia la escriben personas de carne y hueso, pese a que los proyectos políticos se encarguen con fervor de eliminar esta idea.
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