Siempre ha rondado la idea que leer ayuda a las personas a volverse más inteligentes. Hace algún tiempo leí que entre todos los tipos de lecturas posibles, para crecer intelectualmente la ciencia ficción era la mejor. Ya no recuerdo del todo de dónde saqué esto, pero sí me gustaría conseguir el artículo dónde leí esto para que otras personas se puedan beneficiar de él.
Esta idea ya la había probado antes cogiendo clásicos de la ciencia ficción del maestro H. G. Wells, libros como La Guerra de los Mundos, La Isla del Dr. Moreau y La Maquina del Tiempo. No es que me haya sentido más inteligente al pasar por estas páginas, sino que hay cierto esfuerzo que debemos hacer para imaginarnos estos mundos plagados de ‘cosas ficticias’ que debemos llenar con nuestro limitado conocimiento de ‘cosas reales’. Sospecho que algo del poder de la ciencia ficción está en ese preciso proceso imaginativo…
Otra posible razón detrás de su capacidad de volvernos más inteligentes puede estar en el cómo con estas ficciones es posible forzar la realidad, lo conocido, a su máxima expresión; para entonces así tener claridad sobre cosas asombrosas e impactantes que por cotidianas solemos pasar por alto. Tal como la caricatura, que deforma determinados rasgos en las personas y nos hace reparar en ellas, en este caso el escritor lo hace con nuestras sociedades visibilizando sus atributos. Él tiene a su disposición un mundo entero que puede aumentar, distorsionar, torcer, trastocar, con ese otro mundo que vive en su cabeza; dejarnos ver aquello que no vemos, pero presentado de las maneras más disímiles posibles. Por tanto, la ciencia ficción puede aguzar nuestra vista y atención en nuestro mundo real.
Sospecho que ése fue el propósito y el proceso creativo detrás de El Fin de la Eternidad de Isaac Asimov.
- El Fin de la Eternidad
- Isaac Asimov
- 1955
- Círculo de Lectores
- 276 páginas
Desde hace un buen rato estuve intentando conseguir algún libro del maestro Asimov. No es que no haya logrado encontrar nada, sino justamente todo lo contrario: encontré en abundancia. Y, tal cómo en un festín, ante semejante cornucopia sencillamente no supe dónde arrancar. Fue, curiosamente, un libro sacado de los estantes de la biblioteca de mi padre el que me llevó a empezar y qué sorpresa: no sólo me asombró lo apasionante que mi padre me habló del autor, sino que creo que voy a terminar hablando tal como él sobre Asimov.
El Fin de la Eternidad es un libro angustiante, que te pega de la silla, dónde a los dedos se salen callos y las huellas digitales se desdibujan. Cada página desvela de una manera envolvente una historia mucho más elaborada de lo que uno podría esperar en un libro tan corto. ¡Y pensar que éste no es uno de sus libros emblemáticos!
Asimov, como escritor y como individuo es enigmático: soviético de nacimiento, estadounidense por nacionalización, bioquímico, escritor de cuanto género uno pueda imaginarse. ¿Será posible encontrar otro como él en nuestra realidad? ¿Cómo serían sus pensamientos? ¿Qué tal estar perdido en los vericuetos y recovecos de su mente? Sospecho que de lo único que no escribió fue de culinaria, y creo estar equivocado…
El Fin de la Eternidad trata de los problemas que más han inquietado al hombre: la búsqueda de la felicidad, la incertidumbre del futuro, el control, el azar, el error y el aprendizaje… La sensación que tuve al cerrar este libro fue de tal satisfacción que no es fácil hablar de ella, sólo queda tomar el libro y leerlo. Más no puede ser dicho. ¡Además! menciona parte de su obra magna de ciencia ficción (Funcación) dentro de este libro; no cómo una parte esencial de la historia, sino que de desarrollarse los eventos de este libro de la manera que lo deseaba determinado personaje, toda la trama de su serie más reconocida ¡no podría haberse llevado a cabo!
- “[…] el presente es efímero, incluso en la Eternidad.” (pág. 116)
- “Sabe que vivirá lo bastante para poder realizar la acción de que ha sido testigo. Un hombre que conozca su propio futuro, aunque sea en el más mínimo detalle, puede actuar con arreglo a tal seguridad y, por tanto, cambiar su propio porvenir.” (pág. 170)
- “Al impedir los fracasos de la Realidad, la Eternidad, la Eternidad también impide el logro de los triunfos. Sólo haciendo frente a las grandes pruebas puede la Humanidad elevarse a nuevas y mayores alturas. Del peligro y de la aventura han salido siempre las fuerzas que han llevado al Hombre a nuevas y más grandes conquistas. ¿No lo entiendes ? ¿No comprendes que al impedir las miserias y fracasos que torturan al Hombre, la Eternidad no le deja encontrar sus propias soluciones, difíciles pero provechosas, las soluciones verdaderas que se obtienen al vencer las dificultades, no al evitarlas?” (pág. 269) [el énfasis es mío]
- “Ésta es la Tierra. No el eterno hogar de la Humanidad, sino el punto de partida de una infinita aventura. Todo lo que has de hacer para conseguirlo es tomar tu decisión. Es sólo tuya.” (pág. 275)
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