El Proceso.

El Proceso de Franz Kafta. ¡Qué libro más envolvente! ¿Alguna vez has sentido que te pierdes en una ciudad, y por más y más que caminas y caminas no logras escapar, sino que por el contrario cada vez la cosa empeora, menos posibilidad de salida hay, y cada vez es más difícil volver al comienzo? ¿Sí? Pues eso es leer El Proceso –también lo he visto por ahí como el Método…- así debió sentirse también Josef K.

El proceso de Kafka explora esas relaciones desiguales de poder. Dónde hay uno que es muy grande, otro que es muy pequeño. Dicen que es ideal para entender la relación entre el individuo y el Estado moderno, ese aparato jurídico administrativo que se estaba consolidando durante la vida de Kafka. ¿Y no es acaso la idea de la literatura llevarnos a sentirnos en los pies del otro? ¿No es su objetivo último la empatía? El permitirnos como lectores vivir mil vidas, gozar de mil sueños, hurtar recuerdos, y marchitarnos con dolores ¡todos ellos ajenos! ¡Es alcanzar la máxima No Codiciarás a la Mujer del Prójimo! ¡Sí! ¡La codicio, la acarició, y me la como! ¿Qué vas a hacer? En mi mente soy libre, por lo menos lo soy hasta hoy…

Este libro tiene un valor especial para mí. Llegó en un momento preciso, un momento muy complejo dónde me encontraba sólo contra una temible institución: dónde no entendía qué estaba pasando, qué pasaría después, quién o cómo podría ayudarme, por cuánto tiempo duraría. Eso también hacen los libros: ayudan a pasar situaciones complejas de la vida. Pobre K. No poder hablar de él porque así develaría todo su proceso…


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