La Guerra de los Mundos.

El nombre completo de este autor es Herbert George Wells. ¿Por qué no ponerlo así? Me causan curiosidad esos autores que pierden su nombre y se convierten en cambio en siglas: V. S. Naipaul, J. K. Rowling, J. M. Coetzee… ¿Qué tiene el nombre con el que uno llegó a esta vida? Bueno, ése uno no lo escoge; tal vez en una reducción/mutilación del nombre propio uno tenga algo de control. O tal vez sea más comercial uno corto a uno largo. ¿Quién sabe? Hay con Wells una curiosidad adicional: se llama como un expresidente americano, pero en desorden, al revés…

¿Será esto mal presagio?

Yo creo que no, nada que preocuparme con el Sr. Wells. Con él me siento bien, somos un par de buenos amigos, de viejos conocidos. Este es el segundo de sus libros que leo de los cinco que aparecen en la lista. ¿Cuáles son los que me quedan haciendo falta? Pues están: Tono Bungay y La Historia del Señor Polly; además, esta semana leeré el tercero, La Máquina del Tiempo. Los demás los dejo para más tarde.

¡Quería una buena tanda de ciencia ficción! La ciencia ficción y las distopías me fascinan, tienen algo especial que siempre me llama. Esa posibilidad de salirnos del esquema tradicional, de lo esperado, planteando lo ridículo e inimaginable y al hacerlo aprender tanto de nosotros mismos. Es más, Ciencia Ficción debería ser una categoría de la lista por sí sola, separada de Fantasía. Así y todo, tenemos grandes títulos como Fundación de Isaac Asimov o La Guía de un Autoestopista por la Galaxia de Douglas Adams. Por otro lado, hay unas cuantas muy buenas distopías ahí en la lista: Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, Un Mundo Feliz Aldous Huxley (él tiene además un libro que me muero por leer: Las Puertas de la Percepción) o 1984 de George Orwell siendo las más conocidas. Dicen que Wells y Julio Verne son los padres del género de la Ciencia Ficción. Yo diría que más que los padres son los eslabones perdidos: son libros del cambio del siglo no pasado, ¡sino antepasado! Son libros del siglo XIX que intentaban dar cuenta de los cambios en la sociedad ocasionados por la revolución industrial, los motores a vapor, la industrialización. ¡Ya estamos muy lejos de esos momentos!

Ay, como pasa el tiempo, me parece que fue hace tan poco que domesticamos el trigo… En realidad, así fue. Quién sabe lo que nos depare el futuro, ¿será que nos veremos cómo los marcianos que atacaron Inglaterra? ¿Será que comeremos así? Uy, espero que no, dejar de comer, ¡eso nunca! Esta novela de Wells sigue a un periodista británico en su escape de una invasión marciana, narrado en primera persona, cuenta cómo fue ese ataque del que nos salvamos por poco. La desolación, la destrucción, el miedo, la fuga, ¡es genial! Lo mejor de todo: cuando el narrador se sienta a pensar en nuestro rol como especie, el cambio que ahora implicaba no ser ya ‘la cumbre’ evolutiva, ni alimenticia. Habla mucho este diálogo acerca del espíritu reinante de la ante en la cho este diàevolutiva, ni alimenticia. Habla mucho na pensar en nuestro rol como especie, el cambio que ahorépoca en la cual esta novela fue escrita… La Inglaterra victoriana, el momento de la hegemonía, de la pax britannica, del imperio sobre el cuál nunca se posa el sol.

Si no lo sabes hay una adaptación al cine del libro. Es reciente (2005), tiene a Tom Cruise y es dirigida por Steven Spielberg. No es buena, no es fidedigna de la historia original, está mal actuada, le falta morbo y violencia. Además, la historia sucede en Estados Unidos –como TOOODAS, los marcianos invasores se la tienen montada a ese país-, no hay Humo Negro, no hay HMS Lanzatruenos, está ambientada en la primera década del 2000, no hay cañones desde marte, no hay Hierba Roja (pues sí, pero un segundito y es como raro no se entiende qué es). Se separa bastante de la novela que dio vida a la historia… Cine y literatura son dos cosas distintas. Dos facetas separadas del arte. En cada una son diferentes las herramientas que se pueden utilizar. Diferentes las estrategias para suscitar emociones. Pero, si una está inspirando a la otra, ¿cuál es el propósito en alejarse de la historia original? ¿Dar vida a algo que apele más a determinado público? ¿Son tan diferentes los lectores y los cinéfilos?

Quiero detenerme un momento, y pensar; o, preguntarme, ¿qué tanto he leído hasta ahora? Ya va medio año desde que empecé con esta lista. En ese entonces tenía leídos 14 de las 1000 mil novelas que hay que leer. Hoy llevo 19. No he avanzado al ritmo necesario. Si son 100 al año para llegar a los 1000 debería llevar 50 para ir con el programa. ¡Mierda! ¿Será que desde el comienzo estoy encaminado al fracaso? Bueno, viéndolo de otra manera, he leído casi una quinta parte de lo que debería para este año, un 20%, ¡con eso puedo trabajar! Espero no llegar solo a leer 100 de los 1000, eso sería sumamente decepcionante –aunque, si continuo al ritmo en el que voy las cosas serán así. Lo otro es que debería dejar de leer cosas sueltas, o, al menos bajarle a la cantidad, menos revistas y artículos y más libros: ¡enfocarme! Estoy seguro de que la cantidad de libros leídos podría duplicarse.

Bueno, será seguir leyendo.


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