On Trails – Robert Moor

Inside the human body lies a realm of perpetual darkness and riotous life, much of it still unexplored. We are, each of us, wild to our marrow.”. (p. 52)

132. On Trails – Robert Moor

¡Salvajes hasta el tuétano! No por cuenta de nuestra actitud, ni hábitos, sino de nuestras bacterias, pero es una pequeña victoria: mantenerse salvaje lo es. ¡Qué orgulloso estaría Monbiot! Quisiera estar en este momento adentrándome en un sendero. No necesariamente alguno de los más famosos, sino uno cualquiera. Para escapar: de la omnipresencia de los estímulos, de los sueños propios, los estándares ajenos, la publicidad, la complicación. Ese escape que brinda la naturaleza: simplicidad, propósito, belleza, comunidad, actividad física. ¡Felicidad! Con razón es tan fácil terminar con un ‘post-nature blues’. 

We had each faced down the same Cerberus of loneliness, boredom, and self-doubt, and we had learned that the only solution was to out-walk it.”. (p. 13)

Mientras tanto, muchos insisten lo contrario: que la naturaleza es una réplica de la vida, que las expediciones al aire libre son oportunidades para aprender de nosotros mismos. También me gusta esa manera de pensar. Incluso cuando vemos la naturaleza como un escape, o una antípoda, lo que es es una enseñanza de nuestra propia vida urbana y sedentaria: tanto un llamado a gritos de que hay cosas en nuestro estilo de vida que no nos agradan, como un espacio para estar con amigos.

Los senderos, trails, son una parte central de estas experiencias de la naturaleza. Suelen ser ‘la tarima’ desde la cual experimentamos parques naturales, bosques y demás. Los senderos nos llevan a los puntos panorámicos, a las cimas de montañas, y a los bordes de los lagos. En términos generales hay pocas opciones para andar ‘off-trail‘: explorando fuera del sendero establecido. Eso, intimida. Un sendero aclara, simplifica, facilita.

Los senderos, arguirá nuestro autor de hoy, Robert Moor, son mucho, muchísimo más que un entablado o un barrial. Lo dice desde el principio, pero yo, arrogante y engreído tras haber leído uno o dos libros sobre senderismo, creía que lo sabía todo. Como, por ejemplo, que al Appalachian Trail (AT) le llaman ‘el túnel verde’ o que recomiendan hacerlo antes que los otros dos senderos de larga distancia, pues sus cambios de elevación son brutales. Bueno, eso y haber hecho un par de lindos senderos en Colombia: el ascenso a la Ciudad Perdida, la escalada hasta la Laguna del Otún y la cumbre del Nevado del Tolima. Me creía conocedor de senderos, hasta empezar a leer. Bueno, mejor me mantengo en el camino.

Most of us saw this hike [the Appalachian Trail] as an interlude of wild freedom before we reentered the ever-tightening hedge maze of adult life. But complete freedom, it turned out, is not what a trail offers. Quite the opposite – a trail is a tactful reduction of options. The freedom of the trail is riverine, not oceanic.”. (p. 14)

Yo había escuchado de este libro: sugerido entre otros libros, artículos sobre aventura y senderismo, e incluso mencionado por amistades. Sabía que era un libro que quería leer, pero nunca me había puesto en la labor de sentarme y hacerlo. Hasta cuando un día lo encontré, lo vi parado ahí, mirándome, estaba de espaldas, veía tan solo su lomo. Lo vi primero en una librería. Luego, en otra. Más tarde en una más. La edición toda negra, mate, texturizada. El título y el dibujo de la portada -unas montañas, y un sinuoso sendero, un río para humanos- de un plateado brillante. Pulcro. Simple. Appealing. En la esquina superior izquierda un sello dorado: “New York Times Best Seller”. ¡Con razón me lo encontré tantas veces en tan poco tiempo! Cuando un libro empieza a vender es un efecto bola de nieve.

The trail provides one of the animal kingdom’s most elegant ways to share information. Each inch is a sign, like a scrawled arrow, reading simply: This way… This way… This way… ”. (p. 62)

Eran las últimas semanas de primavera y las primeras del verano. Estaba visitando librerías nuevas y de segunda, grandes e independientes, yendo de una a la otra a lo largo de Manhattan. Era mi primera vez allí y buscaba libros; nuevos libros, nuevas librerías. Soñaba mientras deambulaba y caminaba fantaseando con la cantidad innumerable de títulos y autores que encontraría: traducciones de todo lado, ediciones que nunca serían enviadas a Colombia, editoriales independientes. Y al final: ¡me persiguió un best-seller! Valiente gracia…

Paths are perceived as being more civilized in part because of their resemblance to other architectural projects: They are lines projected forward in space by the intellect and constructed with those noble appendages, the hands. By contrast, trails tend to form in reverse, messily, from the passage of dirty feet.”. (p. 60) 

Un libro sobre senderos, la mayoría entre árboles, bosques, reservas naturales y parques, que conseguí en una megalópolis, y que leí de noche dentro de una carpa. Los libros son repositorios de historias personales: en ese entonces trabajaba en un campamento de verano, de esos que salen en las películas, al lado de un lago. En las noches, en mi cabaña, sin celular, ni computador, mucho menos internet, con una lámpara de cabeza, iba leyendo lo que investigó Robert Moor sobre los senderos, y el arte de hacer senderos.

The function of a path is to reduce this teeming chaos into an intelligible line.”. (p. 14)

Inspirado inicialmente por su experiencia recorriendo uno de los senderos de larga distancia más afamados del planeta, el AT, el autor exploró esta singularidad: los senderos, el hacer senderos, su significado. ¿Cómo, por qué y para qué hacemos estos senderos? Una historia principalmente escenificada en los Estados Unidos -con algunas expediciones a lugares tan remotos para un estadounidense como Canadá- Moor nos entrega un excelente libro sobre los senderos. Eso sí, uno de leer con diccionario en mano, muy atentamente, con un lápiz para ir haciendo anotaciones al margen. Pensando con algo de distancia ese sello de ‘best-seller‘ es como un pequeño sendero: alguien más pasó por acá y llegó a su destino.

Use creates trails. Long-lasting trails, then, must be of use. They persist because they connect one node of desire to another: a lean-to to a freshwater spring, a house to a well, a village to a grove. Because they both express and fulfill the collective desire, they exist as long as the desire does; once the desire fades, they fade too.”. (p. 17)

Anotaciones (mentales) al margen fue lo que hice: es imposible para mí no comenzar a hacer expediciones imaginarias mientras leo sobre senderos. Pensaba en cómo sería seguir los caminos de Alexander Von Humboldt por América del Sur: empezando en Colombia, siguiendo los Andes hacia el Sur, trepando ese cerro máximo que es el Chimborazo -añorado también por Simón Bolívar. O, sino retomando cada uno de los caminos de arriería que surcan las cordilleras, conectando los valles interandinos con el Pacífico, la Orinoquía y la Amazonía. O, los caminos precolombinos, entre ellos la joya de la Corona: el Camino del Inca, el Qhapaq Ñan.

Without ever naming it as such, humans have been putting the wisdom of trails to great use since our inception as species. Science, technology, storytelling: all masterfully exploit the supple wisdom of trails. Our many forms of understanding the world resemble nothing so much as the trail-wise problem-solving of ants: We test multiple theories against the complexity of the world, and then pursue those that work. The better routes last, the worse ones erode, and little by little those that work improve”. (p. 332)

Los humanos no somos los únicos que los usamos, y esa historia hace parte del libro. Un libro que es una mezcla de diario personal cargado de meditaciones, elaborado haciendo uso de herramientas de antropología, y hecho con un serio trabajo de investigación de historia humana y natural. Los caminos, defenderá Moor, guardan conocimientos, invitan a otros a utilizar lo aprendido generaciones atrás, y con el uso se van afianzando, afilando, perfeccionando, cayendo en desuso. Y este es un libro que hay que ir leyendo y con el pasar de las páginas reflexionar sobre nuestros pasos.

Pensándolo bien, yo mismo he venido siguiendo un sendero con mis lecturas: una lista de mil novelas caminada por muchos otros antes que yo. Me salí de ese sendero, me fui de pionero a encontrar otro camino. Mientras lo hago, detrás mío van quedando las hojas aplastadas, las ramas quebradas y el pasto apisonado: un nuevo sendero que otros podrán seguir. Pero, en este wilderness, no sé adónde llegaré… Y, lo dice este libro insistentemente: todo sendero lleva a un destino. ¿Cuál será el mío?

The history of life on this planet can be seen as a single path made in the walking of it. We are the inheritors of that line, but also its pioneers. Every step, we push forward into the unknown, following the path, and leaving a trail.”. (p. 336)

Bibliografía:

  • On Trails: An Exploration
  • Robert Moor
  • 2016
  • 336 páginas
  • Simon and Schuster Paper Backs
  • New York