Tanta Sangre Vista.

Tanta Sangre Vista – Rafael Baena.

Bueno, ya era hora de leer algo escrito por un colombiano; Ya era hora de buscar algo sobre Colombia. ¿No es eso lo que debemos hacer en esta coyuntura? ¿Intentar entender las causas endémicas y estructurales de la violencia? Entonces, qué mejor manera de hacerlo que yéndonos a una novela sobre la Guerra de los Mil Días, el evento con el que el país inauguró el siglo XX. Luego vendrán más episodios de violencia solo para reforzar que ésta no para ni parará sino hasta que el hastío general logre pararla. Pero eso, eso es otra historia.

El problema es que ¡ésta no es precisamente una historia sobre la Guerra de los Mil Días! Más bien, es la historia de Colombia en cualquier momento: abandono estatal del territorio, dicotomía entre la realidad capitalina frente a la de las regiones, proyectos e infraestructuras que vienen y van como las lluvias, vendettas privadas que llevan a espirales de muerte y violencia, bandoleros hechos en el crimen sin disposición a continuar en otro programa … ¿Dónde habré escuchado todo esto? Es una historia sin tiempo que ha sido la historia nuestra: Rastrojos, Urabeños, FARC, AUC, MAS, Frente Liberal, EPL, Reforma Agraria, Guerrillas Liberales, Pájaros… podríamos seguir.

La novela es fácil de leer, Baena encuentra un ritmo que mantiene con un uso impecable del idioma, regando aquí y allá anécdotas simpáticas y eventos con los que cualquier colombiano se identificaría. Es una buena lectura, creo que no la verá fácil en pasar a los anales de la historia, tendrá mucha resistencia local. Así y todo, se le agradece el ejercicio de llevar a que esta sociedad se entienda a sí misma y se exprese por un medio distinto a la violencia. Necesitamos más valientes que hablen.

  • “Y no es que se sienta enfermo, porque por fortuna tiene una salud a prueba de todo, sino que hay ocasiones en que desearía acortar la ruta que conduce hacia el más allá, en el supuesto de que exista un más allá, lo cual no sería nada atractivo para él porque después de tragar tanta mierda y de lidiar con el incomprensible, vanidoso y veleidoso género humano, lo menos que puede esperarse como premio, si es que existe un premio, es el olvido. En ambos sentidos: ni que lo recuerden a uno, ni recordar a los que quedaron con los pies sobre este mundo de apariencias, de sombras proyectadas sobre el fondo de una caverna, como lo describía algún filosofo que en este momento no recuerdo, porque esa es otra cosa, la memoria comienza a fallarme y los recuerdos se pierden sin remedio, lo cual es clara señal de la proximidad de la parca. Si estamos diseñados por alguien allá arriba en el cielo, o allá abajo en las pailas del infierno, que tan posible es una cosa como la otra, sin duda en el diseño quedó contemplado que la memoria fuera refundiéndose para que la vida no doliera tanto al final y, de ese modo, en el momento del tránsito, echarse en brazos de la parca con indiferencia, sin añoranza del pasado ni expectativa hacia el futuro.”
  • “Cada atardecer yo procuraba estar cerca de la casa con la idea de que tuviésemos un encuentro casual y me invitara a compartir con ella la mesa de la cena, pero eso no sucedió nunca. En cambio, a la hora de las sombras largas del sol de los venados, la escuchaba tomar un baño en una ducha que había encargado para ella, y que operaba tirando con una cadena. Con los oídos aguzados, como si con ellos pudiera ver lo que mis ojos no podían, escuchaba el ruido de la cadena seguido por el del agua que golpeaba su cuerpo antes de estrellarse sobre el piso del baldosín. Era una tortura, carajo.”
  • “No me gusta. No me gusta para nada, soldaditos. Es otra vez el viento de la guerra. Debe andar por allí algún vergajo bien bragado con ganas de pendencia.”
  • “Otro refrán: del ahogado, el sombrero. Significa que cuando un daño es irremediable, lo mejor que puede hacerse el lograr que duela lo menos posible.”

Es importante contar cómo llegó este libro a mí: primero fue una recomendación; luego, un regalo. Mi copia de Tanta Sangre Vista es un libro de la Editorial Rey Naranjo, pero el proyecto realmente es anterior, de 2007. En 2015 esta editorial estaba adelantando un interesante proyecto: volver esta historia una novela gráfica -con ilustraciones de Juan Gaviria. Sin embargo, se encontraban en una carrera contra reloj dada la delicada condición de salud del autor. No sé en qué terminó el proyecto, pero la editorial tenía como prioridad mostrar al escritor una versión acabada.

También es importante contar cómo la llegada de este libro me llevó a nuevas prácticas. La historia tras bambalinas me la contó una prima que trabajaba con la editorial. Ella me regaló una copia de la novela (de Rey Naranjo) e hizo algo simpatiquísimo: me la estaba dando como regalo de cumpleaños y yo le pedí una dedicatoria, ¡no supo qué hacer! ¡Ni tampoco qué escribir! Me pareció interesante el que nos quedemos en blanco a la hora de decir cosas importantes a las personas cercanas.

A la par, vi que ella en sus libros hacia lo siguiente: los marcaba en la primera página y en la 22, día de su cumpleaños. Cuándo le pregunté, me explicó que de esa manera se aseguraba que no le fueran a robar el libro: “¿No has visto que a los libros usados muchas veces falta la primera hoja? La gente escribe su nombre ahí, y pues, como es una hoja en blanco, una guarda, se puede rasgar. Yo escribo en una página que no se pueda rasgar.” No todo es bello en el mundo de los libros usados, al parecer hay libros robados allí…

Entonces, las lecciones del ejercicio:

  1. Me voy a tomar el tiempo para hacer buenas dedicatorias así me sienta incómodo haciéndolo.
  2. Voy a marcar mis libros en más de un lugar, y, de ser posible, en páginas que no puedan ser rasgadas.

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